Luz, aire y cambios: la primavera como motor de renovación en el trabajo
La primavera es mucho más que alergia, nos recuerda que el año se empieza a inclinar hacia otro ritmo: días más largos, soleados, cálidos y con esa energía de que lo mejor todavía está por venir.
Es un buen momento para ordenar, renovar y sacudir la rutina. Y no solo en tu escritorio, también en la manera de encarar el día.
Acá te dejamos algunos consejos para que tu espacio de trabajo —y vos— se contagien de la temporada.
Por Camila González
1. Luz natural, o la mejor luz posible
Si tenés la suerte de trabajar cerca de una ventana, aprovechalo: levantá las persianas, corré las cortinas, dejá entrar el sol y vas a sentir cómo cambia la energía.
Ahora, si se te complica, buscá alternativas: lámparas cálidas que imiten la luz natural, pequeñas pausas al aire libre (una plaza, un café de especialidad con mesas afuera o incluso venir a trabajar en La Maquinita), cualquier excusa sirve para recargar con vitamina D.
2. Plantas: tus aliadas silenciosas
El verde no es solo chamuyo del universo de la decoración. Tener plantas en tu espacio de trabajo ayuda a reducir el estrés y hasta puede mejorar la concentración.
Si no sos muy de la jardinería, arrancá con opciones fáciles como potus, suculentas o cactus.
Y si te animás a ir un paso más allá, podés armarte un mini rincón verde: además de lindo a la vista, vas a notar cómo cambia tu humor.
3. Orden visual = orden mental
Un escritorio lleno de papeles, cables, restos de yerba y tazas vacías es el equivalente a una playlist mal curada. Ordenar tu espacio no solo te da más lugar físico: también despeja la mente.
Si tenés ganas, podés ir a fondo con organizadores, canastos o ese cajón de “cosas varias” que todos tenemos.
Pero si no tenés tiempo o paciencia, el desorden ordenado también funciona: concentrar todo en un solo sector.
Visualmente ya genera la sensación de orden y le da un respiro a tu cabeza, sin necesidad de que tu espacio sea perfecto.
4. Pausas que suman
La primavera invita a moverse, salir un poco más, ¿no?. Y eso, en el trabajo, es una ventaja.
Entre tarea y tarea, tomate unos minutos para estirar, caminar o simplemente mirar por la ventana.
No es perder tiempo: es resetear el cuerpo y la mente para volver con más enfoque.
Incluso podés armarte un pequeño ritual —un té a media tarde, una playlist que te active, un paseo corto— que marque un corte en el día.
5. Energía compartida
No todo pasa por el espacio físico: también influye con quién lo compartís.
Rodearte de personas con buena onda, proyectos e ideas te impulsa a salir de la rutina.
Los espacios de coworking son ideales para eso: te dan un lugar pensado para concentrarte, pero también la chance de encontrar algo de inspiración.
Entonces…
La primavera es una invitación a salir de la cueva –metafórica y figurativamente–, darle refresh a lo que te rodea y la forma en que trabajás. Puede ser sumando detalles verdes, buscando luz y orden hasta rodearte de quienes te motivan, cada pequeño cambio suma.
En los espacios de La Maquinita vas a encontrar una comunidad donde esa energía se multiplica: lugares pensados para darte la comodidad que necesitás –y merecés–, una red que conecta y el impulso justo para encarar la recta final del año con tu mejor versión.
¿Te sumás?