¿Amistad en el trabajo? Claro que sí.
“Acá se viene a trabajar, no a hacer amigos.”
¿Cuántas veces escuchamos esa frase en algún pasillo, en una reunión o como consejo de alguien con más experiencia? Pero la realidad, al menos hoy por hoy, es otra.
Pasamos buena parte de nuestras vidas en el trabajo. Si en ese entorno hay lugar para el humor, la empatía y los lazos sinceros, ¿no vale la pena aprovecharlo?
En La Maquinita nos parece que este consejo quedó algo viejo, crear conexiones genuinas con quienes compartimos el día a día puede transformar la forma en que trabajamos… y también en cómo vivimos.
Por eso, en el Mes de la Amistad, queremos poner el foco en esos vínculos que nacen entre mails, mates, ideas y reuniones.
Por Camila González
Tabla de contenidos
El trabajo no tiene por qué ser un lugar frío
No todas las personas con las que trabajamos se van a convertir en amistades profundas. Y está bien. Pero generar un clima de confianza, donde haya buena onda, empatía y respeto, mejora la experiencia laboral. Chequeadísimo.
Una charla en la cocina, una mirada cómplice en una reunión o un mensaje de aliento en un día difícil también son parte del trabajo.
Y no se trata solo de ser amables. Se trata de conectar. De sentir que no estamos solos en la vorágine de la vida, que hay alguien con quien compartir lo bueno y lo complicado. Que en el entorno laboral también hay lugar para lo humano.
Amistades que suman, no que distraen
Tener un vínculo más allá del trabajo no quita profesionalismo. Al contrario: cuando hay confianza y camaradería, el laburo fluye mejor. Se comparte conocimiento, se colabora de forma más natural, se celebra sin rivalidades, se acompaña con más compromiso.
La motivación se multiplica y los resultados también.
Sentirse parte de un equipo va mucho más allá de cumplir tareas y objetivos. Es saber que, del otro lado, hay alguien con quien contar. Y eso vale oro.
Comunidad entre escritorios compartidos
En los espacios de La Maquinita lo vemos todos los días. A veces, una idea nace en una sala de reuniones; otras, en una charla improvisada en la cocina.
Las conexiones reales surgen en los pasillos, en los afters, en los desayunos compartidos. Son esos momentos los que transforman un espacio de trabajo en una comunidad.
Por eso, fomentamos los encuentros, las actividades, los espacios de intercambio. Porque sabemos que una buena charla puede ser el comienzo de una gran amistad (y de un gran proyecto también).
Para cerrar (y brindar):
Construir amistades en el trabajo no es una amenaza al profesionalismo. Es una oportunidad. Una forma de hacer del día laboral algo más cercano, más real, más significativo. Porque cuando hay confianza, afecto y un poco de humor compartido, todo se vuelve más liviano.
Y si además de coworker te llevás un amigo o una amiga… podríamos decir que hiciste un buen negocio.
¿Y si el próximo gran vínculo lo hacés en tu lugar de trabajo?
Donde el trabajo y la buena compañía se encuentran, pasan cosas.
Conocé nuestras sedes y descubrí las experiencias especiales que preparamos este mes. ¡Ah! Y antes de que nos olvidemos: a partir del lunes 14, pasá por el front de la sede que mejor te convenga y llevate una postal para regalarle a esa persona que te banca todos los días.