Cuando el hobby es refugio
Si te gusta hacer cerámica, no hace falta que abras un showroom.
Si tocás la guitarra, no tenés que grabar un disco.
Y si pintás para relajar la cabeza, está perfecto que esas obras se queden en tu casa (y no en una feria de diseño independiente).
En un mundo donde todo parece tener que producir algo -likes, plata, seguidores o una segunda fuente de ingresos-, los hobbies se ven cada vez más como un recurso que “debería” dar algo a cambio.
Pero ¿qué pasa si simplemente te hacen bien?
Por Camila González
Hacer por hacer (y no por facturar)
A veces necesitamos que alguien nos recuerde que está bien hacer algo solo porque nos gusta. Sin agenda, sin objetivo, sin retorno económico.
Esos espacios -muchas veces silenciosos, desordenados o íntimos- pueden ser un ancla en semanas caóticas, un respiro en medio del multitasking, una forma de abstraerse del ruido externo (e interno) y cuidar la salud mental sin tener que ponerle precio.
Un hobby es, por definición, una actividad que nos conecta con algo placentero.
Y aunque estamos rodeados de mensajes tipo “convertí tu pasión en tu emprendimiento”, a veces eso mata lo mejor que tiene un hobby: que es tuyo, libre de expectativas externas.
Defender el ocio creativo
Hacer tiempo para un hobby puede generar una sensación de culpa, ¿no?
Pero si ese rato que pasás escribiendo, con acuarelas, plantas o juegos de mesa (sí, incluso esos) te ayuda a desconectar del Excel mental y a reconectar con vos, entonces es mucho más que válido. Es necesario.
Por eso, en La Maquinita no solo bancamos las ideas y los proyectos, también defendemos esos espacios no rentables pero altamente nutritivos.
Esos que nos recuerdan que no todo se mide en productividad.
¿Hace cuánto no hacés algo solo por gusto?
Si estás leyendo esto como quien lee un mensaje en clave personal, capaz es momento de recuperar alguna actividad que te haga bien.
O de descubrir una nueva.
En nuestras sedes hay talleres, espacios comunes y comunidades que comparten.
Entre mates, nace la idea
Quién te dice que entre mates y charlas espontáneas no pueda surgir alguna idea, una recomendación de actividad o curso, un taller que no sabías que existía, data de la buena.
Tal vez así, como quien no quiere la cosa (pero en realidad sí), encontrás en La Maquinita no solo un espacio de trabajo, sino la motivación para arrancar ese nuevo pasatiempo que sume dopamina a tu ser.
Ya que hacés mil cosas por día, ¿por qué no hacer una sola por placer?
Conocé las actividades, talleres y espacios creativos que La Maquinita tiene para ofrecerte.