La amistad en el trabajo, ¿es posible?
En La Maquinita sabemos que trabajar en un buen ambiente hace toda la diferencia. Y si encima compartís el día a día con alguien que también es tu amigo, la oficina se vuelve un lugar de inspiración, confianza y risas compartidas.
En esta edición del blog, charlamos con Federico Vedelini y Patricio Mila, compañeros de trabajo y amigos que forman dupla en Shandd Argentina, una empresa de la sede de Microcentro, que se encarga de equipamiento IT corporativo.
Nos contaron cómo es su dinámica, qué aprendieron uno del otro y por qué formar equipo con alguien cercano puede potenciar lo mejor de vos.
Por Karen Tellier
¿Se acuerdan cómo se conocieron?
Fede: Sí, nos conocimos en la oficina, hace ya un año.
Yo ya estaba en la empresa y fuí el encargado de recibir a Pato, mostrarle cómo funcionaba todo, y básicamente, ayudar a resolver todas las preguntas del nuevo, jaja.
Esa primera semana fue intensa, pero ya desde el principio hubo buena onda. Más allá de lo laboral, se armó rápido una dinámica de confianza y humor que hizo que trabajar juntos fuera fácil desde el arranque.
¿Cuándo se dieron cuenta de que también podían trabajar bien juntos?
Pato: La verdad es que fue bastante rápido. A las pocas semanas de estar laburando codo a codo nos dimos cuenta de que teníamos ritmos similares, formas parecidas de encarar los desafíos, y sobre todo, que no nos pisábamos.
Cada uno encontró su lugar y nos dimos cuenta de que juntos éramos mucho más efectivos. Cuando llegó el primer proyecto fuerte y salió bien, no hubo dudas de que hacíamos buena dupla.
¿En qué se complementan cuando trabajan?
Pato: Fede es más de tirar ideas sin filtro, pensar en grande y proponer cosas nuevas. Yo soy más de ejecutar, organizar y hacer que eso se vuelva realidad.
Así nos equilibramos: uno empuja hacia la creatividad y el otro asegura que nada se caiga.
Nos entendemos con pocas palabras y confiamos en que el otro va a hacer su parte.
Es un equilibrio muy natural.
¿Qué valoran del otro a la hora de encarar un proyecto o una tarea?
Pato: Lo que más valoramos mutuamente es la predisposición.
No importa si hay que quedarse un rato más, meterse en algo nuevo o resolver algo urgente: siempre hay una actitud positiva, sin quejas.
Fede: También está la confianza de saber que podés delegar algo y va a salir bien, sin estar encima.
Y eso, en una dinámica de equipo, vale oro.
¿Hay algo que el otro hace en la oficina que les causa mucha gracia o ternura? Ese detalle que no pasa desapercibido.
Fede: Sí, los chistes de Pato (aunque a veces estén al borde del mal chiste) ya son parte de la rutina.
Hay días que arranca con uno apenas entra, y ya sabés que va a ser un buen día.
También tiene gestos que nos hacen reír, como hablar solo cuando se concentra o relatar lo que está haciendo en voz alta, como si fuera un tutorial de YouTube.
¿Hay algo que el otro haga que les motive o les saque una sonrisa en el día a día?
Pato: Fede viene siempre muy arriba, con una energía que contagia.
Tiene esa forma de llegar saludando a todo el mundo, haciendo chistes y arrancando la compu como si estuviera por pilotear un avión.
Esa actitud te levanta, aunque hayas dormido mal o tengas un día cargado. La buena vibra se transmite y termina mejorando todo el ambiente de laburo.
¿Qué aprendieron del otro en este tiempo compartido entre trabajo y amistad?
Pato: Una de las cosas que más aprendimos fue a economizar, no solo con los recursos del trabajo, sino también con el tiempo.
Aprendimos a hacer más con menos, a ordenar tareas, a priorizar lo que realmente importa.
Y en el plano más personal, también aprendimos a no tomarnos todo tan en serio, a disfrutar el proceso y a no perder nunca el humor.
¿Tienen alguna cábala, costumbre o ritual que los acompañe en la rutina laboral?
Fede: Sí o sí tomamos mate. Es nuestro momento sagrado. Arrancamos el día con el mate listo y si por algún motivo no hay, sentimos que algo falta.
Es como nuestro botón de inicio.
Pato: Además, el mate siempre es excusa para frenar un minuto, ir a la cocina para charlar con otros maquineros y reconectar cuando el día se vuelve muy intenso.
¿Cuál fue el momento en el que sintieron que la rompieron como equipo?
Pato: El día que cerramos un proyecto grande con un cliente muy exigente.
Fue una semana intensa, con mucho laburo encima, y logramos sacarlo adelante con resultados que superaron las expectativas.
Ahí nos miramos y dijimos: “¡La rompimos!”.
Fede: Fue un orgullo compartido y un impulso para seguir apostando a trabajar juntos.
Si fueran una dupla famosa (real o inventada), ¿cuál serían?
Fede: Sin dudas: Batman y Robin. Uno más serio, el otro más descontracturado.
Uno más de estrategia, el otro más de acción. Pero juntos, un equipo que no falla.
Pato: Además, nos bancamos mutuamente en todas, como buenos compañeros de aventuras.
Y para cerrar…
Fede y Pato son el ejemplo perfecto de que la amistad y el trabajo no solo pueden coexistir, sino potenciarse.
Cuando hay confianza, humor y compromiso, el día a día se transforma.
En La Maqui celebramos estos vínculos que trascienden lo laboral y hacen que venir a la oficina sea mucho más que cumplir un horario: sea compartir, crecer y disfrutar en comunidad.