Hay quienes piensan que escribir es cosa de novelistas con anteojos redondos, poetas melancólicos o eruditos rodeados de pilas de libros.

La adolescencia es una etapa de búsqueda, de preguntas, de primeras intuiciones.

Escribir no es un arte reservado solo para quienes quieren dedicarse a ello.

Junio llega con una excusa perfecta para reconectar con las palabras: el Día del Escritor.

Entre el caos del mundo y la necesidad de reinventarnos, los nuevos profesionales están buscando algo más. Y lo están encontrando.

Si te definís desde lo que hacés… puede que estés en un problema, y acá te cuento porqué.

Hacer algo único no es cosa de iluminados, es cosa de valientes.

¿Qué pasa cuando salís del home office y encontrás un espacio que te inspira, te conecta y te potencia?

¿Qué hay detrás de las tareas que no hacemos? ¿Cuál es el verdadero costo de no enfrentarlas?

Existe una imagen romántica del emprendedor: en pijama, tirado en el sillón de su casa, con una taza de café frío, esperando la chispa de inspiración. Pero la realidad es que las ideas -las buenas de verdad, las que se convierten en proyectos exitosos- necesitan más que solo inspiración: requieren un entorno adecuado.